Tu cuerpo y el mío son iguales.
Las mismas marcas. El mismo tiempo. Por eso ni nos miramos. Basta con abrir la
puerta y entrar.
Pero hoy pusiste espejos por toda
la casa. Querías que fuéramos más. Que nos multiplicara la mirada porque la
cama vacía te asusta. Nos asusta. Porque las caricias de cuatro manos son pocas
y preferís la multitud. Yo no voy a protestar. Ya lo habíamos acordado. Por eso
me preparé y puse en la mochila todo lo que tenía en mi casa.
Solo te pido que prendas la luz
de la lámpara que te regalé hace mucho tiempo, cuando nos queríamos. Me trae
recuerdos y a los gatos les gusta. Busco la primera alfombra y me recuesto. Me
miro mi cuerpo acostado en el piso. Mis múltiples manos. Mis reflejos que se
pierden.
Estás calentando el agua que no
termina de hervir. Me gritás desde lejos que ya va, que busque algo para hacer
y no se me ocurre nada. Los gatos están dormidos y no se dieron cuenta de que
ya llegué, que yo no vivo con ellos. Voy al baño a ver cómo está todo. Pienso
que cambiaste la cortina porque venía yo. Abro el botiquín para ver las
pastillas. El interior del botiquín me muestra sus problemas ocultos. Sus
secretos. Sus miedos. Sus enfermedades. Agarro algún frasco para probar. Si son
verdes las tomo, pienso.
Vuelvo al comedor y estamos los
gatos y todos mis yo. Ya no se escucha el agua hirviendo.
me pareció muy bueno, misterioso, lleno de especulares miradas, reflejos... somos tantos como sea posible, somos posibles pese a ser tantos. Te dejo un gran abrazo
ResponderEliminargracias querido! siempre es muy bueno tener una buena lectura!
Eliminarme gusta mucho la atmósfera que se va generando, la subjetividad discreta, creo, es lo que casi lo deja en lo fantástico. Me gustó mucho
ResponderEliminargracias! siempre es buena una buena lectura
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