26 abr 2012

Nocturno en otro cuerpo II


Tu cuerpo y el mío son iguales. Las mismas marcas. El mismo tiempo. Por eso ni nos miramos. Basta con abrir la puerta y entrar.

Pero hoy pusiste espejos por toda la casa. Querías que fuéramos más. Que nos multiplicara la mirada porque la cama vacía te asusta. Nos asusta. Porque las caricias de cuatro manos son pocas y preferís la multitud. Yo no voy a protestar. Ya lo habíamos acordado. Por eso me preparé y puse en la mochila todo lo que tenía en mi casa.

Solo te pido que prendas la luz de la lámpara que te regalé hace mucho tiempo, cuando nos queríamos. Me trae recuerdos y a los gatos les gusta. Busco la primera alfombra y me recuesto. Me miro mi cuerpo acostado en el piso. Mis múltiples manos. Mis reflejos que se pierden.

Estás calentando el agua que no termina de hervir. Me gritás desde lejos que ya va, que busque algo para hacer y no se me ocurre nada. Los gatos están dormidos y no se dieron cuenta de que ya llegué, que yo no vivo con ellos. Voy al baño a ver cómo está todo. Pienso que cambiaste la cortina porque venía yo. Abro el botiquín para ver las pastillas. El interior del botiquín me muestra sus problemas ocultos. Sus secretos. Sus miedos. Sus enfermedades. Agarro algún frasco para probar. Si son verdes las tomo, pienso.

Vuelvo al comedor y estamos los gatos y todos mis yo. Ya no se escucha el agua hirviendo.     

4 comentarios:

  1. me pareció muy bueno, misterioso, lleno de especulares miradas, reflejos... somos tantos como sea posible, somos posibles pese a ser tantos. Te dejo un gran abrazo

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    1. gracias querido! siempre es muy bueno tener una buena lectura!

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  2. me gusta mucho la atmósfera que se va generando, la subjetividad discreta, creo, es lo que casi lo deja en lo fantástico. Me gustó mucho

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