22 ene 2012

A Flavia


Sueño que entro a una piscina que no es mía.
Toco la panza de una embarazada que no conozco.
A mi alrededor todo es verde, felicidad, algarabía.
Entonces pienso que esa piscina es mía;
que esa panza es mía;
y que la felicidad también es mía.
Salgo, mojada.
Y le pregunto a la embarazada, que ya no soy:
¿Podíamos entrar allí?
Aún no. 



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